La producción cárnica de España en nuestros días ocupa el primer sitio entre todos y cada uno de los sectores de comestibles y bebidas en relación a su aporte económico al país, registrando un veintidos con seis por cien del PIB del sector alimenticio y un 2,24 por cien del PIB nacional. Ángel Arcéiz Sanchez, como uno de los empresarios dedicados al sector cárnico en España y exportador de cabezas de ganado a nivel mundial, ha sido testigo de los resultados del aumento en la producción y la demanda de ganado para el país.
“Las actividades ganaderas y comerciales de la industria cárnica son fundamentales para la sociedad de España, tanto como una fuente de empleos y un impulsor de la economía nacional. Especialmente para las zonas rurales”, expone Ángel José Arcéiz. Como resultado se ha visto un aumento en la demanda de alimentos cárnicos que impulsa el incremento del esfuerzo y la especialización en los sistemas de producción de ganado.
De la misma manera, la alta y incesante demanda de productos cárnicos nacionales en la balanza comercial agroalimentaria corresponde para España una fuente esencial de capital e inversiones que posteriormente son reinvertidos en las empresas, ganaderos y trabajadores. Como mienta el empresario español, “el patrimonio ganadero nacional tiene un gran valor, millones de personas en el mundo dependen de nuestros productos alimentarios”.
No obstante, el valor del éxito comercial de la actividad ganadera no solamente influye en el aporte económico para el país. El aumento del desempeño en esta industria es un promotor de los tres grandes pilares: las mejoras tecnológicas, la especialización de la regulación legal y los avances en la sostenibilidad.
Los beneficios de la modernización tecnológica para la actividad ganadera
En primer sitio, la especialización, profesionalización e innovación de la industria cárnica ha dado como resultado la optimización de los recursos animales y canales de producción de carnes para producir productos de mayor calidad.
Según el especialista, hace una década se requerían de mayores cantidades de pienso comercial para producir 1 kilo de carne. Esto resultaba en menores cantidades de producto obtenido a un mayor costo, en comparación con la producción de hoy en día. “Actualmente contamos con canales con más contenido de carne magra, las cuales son más valoradas por el consumidor actual”, añade Ángel Arcéiz.
Los resultados de las regulaciones sanitarias en la producción de carnes
Con lo tocante a la seguridad alimenticia, el sistema de trazabilidad de la granja a la mesa desarrollado en España es un ejemplo internacional. Todas las empresas especializadas del sector aseguran que el producto que llega a manos del consumidor lo hace bajo los mayores estándares de sanidad y calidad.
“Desde la granja hasta la distribución, incluyendo el transporte, el sacrificio o la industria, es esencial contar con profesionales implicados, especializados y experimentados que aseguren que todos los productos que llegan al consumidor lo hagan con garantías sanitarias de primer orden”, agrega Arcéiz Sánchez.
La aceptación social y sostenibilidad del sector comprobar aquí cárnico nacional
En la actualidad, se han establecido una serie de regulaciones para asegurar la calidad, la seguridad y la sostenibilidad durante todo el proceso ganadero. Entre estas se menciona el exigente modelo de producción de la Unión Europea para el cuidado del medioambiente y bienestar animal. Este es un modelo que fue implementado por vez primera en España, donde se procura el bienestar y funcionamiento de todos y cada uno de los eslabones de la cadena de trabajo.
La dedicación en el trabajo interno de las granjas y empresas es lo que ha llevado al sector cárnico a ser tan fuerte y competitivo como demuestra ser, y así llegar a estar presente en los mercados de más de ciento treinta países. “Todos los expertos del ámbito debemos seguir trabajando para asegurar que se cumplan los requisitos que demandan los países más exigentes y lograr amoldar los productos a otros mercados estratégicos”, expone Ángel José Arcéiz.